El Voyeur
Aquella no era una buena tarde. Como venía siendo ya una rutina en mí, llegaba muy cansada a casa, hice las llamadas de rigor y me tiré en el sofá sin fuerzas ni para encender la tele.
Me levanté y fui al baño. En el espejo sólo asomaban dos grandes ojeras y una cara pálida más bien tirando a 'amarillo pollito'. Mi pelo caía sin gracia a la altura de los hombros. Por más que me miraba sólo veía los estragos de la maldita gravedad en mi cuerpo. Me sentía cansada, descuidada, ¿Cuándo fue la ultima vez que me sentí atractiva?...No conseguía recordar la última vez que me dediqué tiempo para mí, siempre con prisas, siempre corriendo, siempre con la maleta a cuestas, siempre preocupada con el curro, intentando sacar tiempo para mi madre, la casa, Él, los amigos...
En ese momento lo vi claro. Apagué el maldito móvil y empecé a llenar la bañera. Rebusqué en los cajones y ahí estaba: burbujas de azahar, sales, crema hidratante perfumada…Cerré la puerta que separa el comedor de mi cuarto y el baño, apagué la luz y llené el espacio con mis velas y la música de Rodrigo Leao, Cinema. Me desnudé lentamente y me sumergí en la bañera de burbujas, el agua caliente empezaba a hacer efecto en mi cuerpo. Cerré los ojos, por fin sentía cómo mis músculos se relajaban. Chocolate relleno de menta y una copa de ron miel con mucho hielo, aceite de azahar en mi cuerpo, luz tenue de velas, mi música preferida…mis sentidos sonreían.
Me envolví en una toalla y me senté en la cama, dejé resbalar la toalla por mi espalda y comencé a extenderme crema. En ese justo instante lo sentí. Al principio era un ruido casi imperceptible, pero no había lugar a equivocaciones…había alguien en mi ventana. Es una ventana grande como un balcón, en el piso bajo y con grandes setos de flores que te aíslan del exterior y dan cierta intimidad, es una ventana que da a un patio y ese patio es común para cuatro pisos más, tenía que tratarse de alguien que viviera allí. Y ese alguien estaba entre los setos de mi ventana y podía sentir su mirada en mi espalda desnuda.
Un nuevo ruido…parecía un jadeo…mi cuerpo se tensó y un escalofrío recorría mi espalda, no podía moverme estaba paralizada. La habitación estaba en penumbras, sólo unas cuantas velas encendidas por lo que quien fuese el que allí estuviera sólo podía ver la silueta de una mujer de espaldas, eso sí, la silueta de una mujer desnuda.
Mis manos buscaron la toalla que había dejado caer y lentamente me volví, y por fin pude verlo, mirándome fijamente, sus ojos oscuros, pelo negro brillante…era un precioso Scottish Terrier que me miraba con cierta curiosidad por entre los setos y, claro, jadeaba como un buen perro….
Me levanté y fui al baño. En el espejo sólo asomaban dos grandes ojeras y una cara pálida más bien tirando a 'amarillo pollito'. Mi pelo caía sin gracia a la altura de los hombros. Por más que me miraba sólo veía los estragos de la maldita gravedad en mi cuerpo. Me sentía cansada, descuidada, ¿Cuándo fue la ultima vez que me sentí atractiva?...No conseguía recordar la última vez que me dediqué tiempo para mí, siempre con prisas, siempre corriendo, siempre con la maleta a cuestas, siempre preocupada con el curro, intentando sacar tiempo para mi madre, la casa, Él, los amigos...
En ese momento lo vi claro. Apagué el maldito móvil y empecé a llenar la bañera. Rebusqué en los cajones y ahí estaba: burbujas de azahar, sales, crema hidratante perfumada…Cerré la puerta que separa el comedor de mi cuarto y el baño, apagué la luz y llené el espacio con mis velas y la música de Rodrigo Leao, Cinema. Me desnudé lentamente y me sumergí en la bañera de burbujas, el agua caliente empezaba a hacer efecto en mi cuerpo. Cerré los ojos, por fin sentía cómo mis músculos se relajaban. Chocolate relleno de menta y una copa de ron miel con mucho hielo, aceite de azahar en mi cuerpo, luz tenue de velas, mi música preferida…mis sentidos sonreían.
Me envolví en una toalla y me senté en la cama, dejé resbalar la toalla por mi espalda y comencé a extenderme crema. En ese justo instante lo sentí. Al principio era un ruido casi imperceptible, pero no había lugar a equivocaciones…había alguien en mi ventana. Es una ventana grande como un balcón, en el piso bajo y con grandes setos de flores que te aíslan del exterior y dan cierta intimidad, es una ventana que da a un patio y ese patio es común para cuatro pisos más, tenía que tratarse de alguien que viviera allí. Y ese alguien estaba entre los setos de mi ventana y podía sentir su mirada en mi espalda desnuda.
Un nuevo ruido…parecía un jadeo…mi cuerpo se tensó y un escalofrío recorría mi espalda, no podía moverme estaba paralizada. La habitación estaba en penumbras, sólo unas cuantas velas encendidas por lo que quien fuese el que allí estuviera sólo podía ver la silueta de una mujer de espaldas, eso sí, la silueta de una mujer desnuda.
Mis manos buscaron la toalla que había dejado caer y lentamente me volví, y por fin pude verlo, mirándome fijamente, sus ojos oscuros, pelo negro brillante…era un precioso Scottish Terrier que me miraba con cierta curiosidad por entre los setos y, claro, jadeaba como un buen perro….